Una veintena de miembros del Movimiento Apostólico Cristo Rey participan en el encuentro ecuménico «TOGETHER» en Roma, convocado por el Papa Francisco y organizado por la comunidad de Taizé para jóvenes europeos de todas las confesiones cristianas.
En los días previos a la experiencia, los jóvenes comparten que a lo largo del fin de semana esperan «conocer a otros cristianos y compartir nuestras semejanzas y diferencias»; «sentirme comunidad junto con las otras confesiones» y «sentir que todos los cristianos realmente somos UNO».
Y así, con la mochila llena de ilusión y el corazón dispuesto a la comunión fraterna, los Constructores llegan a la Caput Mundi. La emblemática Trinità dei Monti es testigo mudo de los abrazos de reencuentro de nuestros jóvenes. El encuentro comienza con la acogida de la Comunidad Enmanuele que prepara una celebración ecuménica en la capilla en torno al pasaje joánico «que todos sean uno». Compartimos pizzas caseras para cenar en el inmarcesible claustro del siglo XV con otros participantes provenientes de Polonia, Francia y otras realidades de España. Finalizamos la jornada con un paseo nocturno por los
principales monumentos de la capital italiana.
El sábado comienza temprano compartiendo la Eucaristía con todos los peregrinos en la comunidad de acogida, seguida de un desayuno en la terraza sobre la piazza di Spagna con unas vistas panorámicas a la Ciudad Eterna verdaderamente indescriptibles. El resto de la mañana discurre en diferentes talleres por toda la ciudad. Nuestro Movimiento se hace presente en dos diversos:
De un lado, un grupo participamos en el taller «Juntos con los creyentes de ayer a través de viajes culturales» organizado por la asociación jesuita Pietre vive en la Iglesia de San Ignacio de Loyola. Allí, descubrimos el Evangelio a través de la belleza que nos transmiten la arquitectura, la pintura y la escultura. Reflexionamos sobre rostros, momentos y lugares en los que nos sentimos misioneros, nos planteamos sobre el fuego interior de nuestra fe como don recibido y nuestro ser de apóstol.
De otro lado, participamos en «Juntos acogerse más allá de las fronteras hacia una vida más bella y más justa», taller organizado por la organización protestante Joel Nafuma Refugee Center junto al templo de San Pablo intramuros. Primero nos aclaran conceptos similares que tienen matices: migrante, refugiado, exiliado. A continuación, compartimos la importancia de humanizar el trato a las personas que viven fuera de su país y conocemos de primera mano el testimonio de algunos usuarios.
Almorzamos junto a los miles de peregrinos en los jardines de la Pontificia Universidad Lateranense y, seguidamente, en la catedral de la diócesis de Roma disfrutamos de un tiempo de alabanza y diálogo ecuménico en torno al pasaje de los peregrinos de Emaús «¿no nos ardía el corazón?». Tras el envío, anglicanos, católicos, ortodoxos y protestantes nos disponemos a recorrer los cinco kilómetros que nos separan de la basílica de San Pedro en el Vaticano, haciendo sínodo, que significa precisamente eso, caminar juntos. La palabra tiene origen en los términos griegos συν- (mismo) -οδός (camino).
El momento culmen del encuentro es la vigilia ecuménica de oración por los trabajos de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Un total de doce líderes de las iglesias cristianas simbolizan los deseos de unidad, de caminar juntos, como seguidores de Jesús. Entre otros, están presentes Bartolomé I, patriarca de Constantinopla, como representante ortodoxo; Justin Welby, Arzobispo de Canterbury, en representación anglicana; Thaoufillos El-Soryan, simbolizando la presencia copta; Bernd Wallet, Arzobispo de Utrecht, como embajador de los cristianos protestantes. En su intervención, el Papa Francisco nos habla de la importancia del silencio: «El silencio, en la comunidad eclesial, hace posible una comunicación fraterna, en la que el Espíritu Santo armoniza los puntos de vista». Al finalizar, adoramos la cruz de Taizé, una experiencia inefable, una sensación íntima con Dios.
El día finaliza con una cena fraterna de los Constructores del Reino en una osteria romana en el Trastevere, donde compartimos todo lo que llevamos en el corazón tras una intensa jornada.
El domingo, nuestros ojos se deleitan con las obras de Bernini, Borromini y Caravaggio durante una ruta cultural que desemboca en la plaza de San Pedro. Allí, rezamos el Ángelus junto al Santo Padre que entre otras cosas nos interpela: «¿cuándo me equivoco, estoy dispuesto a arrepentirme y a regresar sobre mis pasos?». En el interior de la basílica, disfrutamos de un tiempo de oración personal, adoración eucarística e interioridad.
Finalizamos nuestra estancia en Roma en un entorno inigualable: la cátedra de San Pedro, celebrando la Eucaristía, acción de gracias por todo lo vivido y compartido.
Alberto de Castro Barrás. Equipo de Comunicación de España.