Con todo ❤ nos llega esta preciosa reseña de lo vivido en estos días de fiestas… gracias.
CRISTO REINA
Como cada año, llegada esta fecha, esperamos con ilusión y alegría la gran festividad de Cristo Rey. Fiesta en la que toda la comunidad religiosa y educativa se pone a disposición para alcanzar un único objetivo: agradecer, honrar y festejar a nuestro Rey.
El colegio se transforma en algo mágico. El trabajo académico, por unos días, se convierte en musicalidad, creatividad, alegría, ilusión, compromiso, entrega, generosidad, humanidad, convivencia…
Alumnado inquieto, revuelo en los pasillos, nervios, dinamismo, sensaciones frescas…Los alumnos, una vez más, se contagian de ese ambiente alegre y de ese buen hacer para que nuestro querido Rey se sienta orgulloso de ellos como nosotros nos sentimos de ÉL.
El pregón que caracteriza esta festividad, a cargo del alumnado de 2º ESO, ha estado formado por un grupo de maravillosos reporteros que Con + ❤ nos han invitado a mirar, escuchar y sentir a través de una pantalla, humanizándola, en la medida de lo posible; para suplir ese contacto humano y esa vivencia en comunidad tan determinante en nuestra labor educativa y en esta festividad.
Arrancamos la semana dedicando, todos los cursos, parte de la mañana a la Catequesis de Cristo Rey. La tarde fue para las familias y amigos, ellos junto con las religiosas pudieron iniciar esta semana tan especial con el Triduo a Cristo Rey. Este año debido a la restricción de aforo fue en la parroquia. Parroquia que acogió como cada año la celebración de la Renovación de Votos de las Hijas de Cristo Rey, acompañadas este año por una pequeña representación de toda la Comunidad Educativa.
Son días de sentimientos encontrados, en el momento de la Adoración, por una parte, los más pequeños, descubren y comienzan a ser partícipes de la presencia de Jesús en su vida y, por otro lado, los alumnos de 4º ESO que sienten cómo ese ratito de encuentro con ÉL, esta festividad de Cristo Rey, pasará a ser una experiencia inolvidable para siempre en su recuerdo y corazón por todo lo vivido y compartido. Sentimiento compartido y extrapolado, igualmente, a nuestra entrañable “Tómbola misionera” lugar de encuentro y cabida para la ilusión, la sorpresa, la alegría, la generosidad, la solidaridad…
Un Cristo Rey diferente en la forma, pero no en la esencia, que todos recordaremos; pero del que también hemos aprendido. Son ellos, sus nombres, sus miradas, sus caricias y abrazos, los tonos de sus palabras y de sus silencios, lo que simbolizan y dan testimonio de todo lo vivido durante este Cristo Rey.
En esta profesión todo pasa por el corazón: Educar es un acto de amor. Todo lo realizado se ha hecho con el mismo sentimiento que invade el corazón de todos los que pertenecemos a esta comunidad de las Hijas de Cristo Rey.
Tenemos que ser agradecidos por todo lo bueno que hemos vivido y la oportunidad que tenemos para seguir aprendiendo.
Citando las palabras de Madre Ángeles: “A pesar de los tiempos difíciles que vivimos, Él tiene la última palabra. Una palabra de esperanza, de reconciliación, de misericordia, de perdón. Él siempre está con nosotros”.