En nuestras redes, el anuncio de un encuentro online titulado:“¿Sabías que… no todos entendemos lo mismo por Acompañamiento Espiritual?” Hablemos de ello…”,estuvo atravesando fronteras por Latinoamérica durante casi un mes de difusión.
Los interesados, fueron escribiendo sus mensajes privados por el Instagram @pjvhcr, desde donde se les respondía interesándonos por su lugar de origen y motivación para asistir al encuentro y enviándoles, finalmente, un formulario para la inscripción…
De esta forma, y gracias a la buena colaboración de las hermanas que animaron la iniciativa a niveles locales, pudimos conformar 3 grupos de participantes de unas 15-18 personas en cada uno de ellos, con 4 nacionalidades distintas, pero un mismo interés: profundizar en un tema del que querían aclarar algunas ideas confusas.
Los domingos 13 y 20 de septiembre tuvieron lugar los 3 encuentros.
En ellos, después de contemplar unas imágenes dejándonos interrogar y escribiendo en el chat las preguntas que nos brotaban en la oración sobre este tema, los participantes pudieron aclarar cuestiones que ellos mismos tenían de fondo, como lo que diferenciaba el acompañamiento de la amistad, la psicoterapia, el dirigir restando libertad al sujeto o el mero aconsejar… Asimismo, algunos jóvenes hacían resonar en su evaluación, la importancia de entender este tipo de ayuda como una relación de tres personas, pues en la conversación Dios siempre está presente, iluminando tanto al acompañante como al acompañado y dejándose encontrar en medio de lo que acontece en la vida del acompañado, que, al fin y al cabo, es el contenido principal de la conversación. Un buen acompañante, concluíamos, no transmite a Dios porque lo esté nombrando continuamente, sino porque es capaz de producir, en el encuentro, lo mismo que la presencia de Dios produce en las personas.