Han sido un conjunto de Palabras las que me han acompañado durante estos días de formación. Es bueno darse cuenta, una vez más, que estas palabras y todo lo que ellas significan siguen en pie, latiendo con fuerza en mi interior. Cuando tiendo a creer que ellas van perdiendo fuerza, que se quedan solo en bellos recuerdos, que ya no me dicen las mismas cosas que hace un par de años atrás. Llega a mí como un gran regalo de Pascua,
de la mano de mis hermanas, espacios como estos, espacios de encuentro, dialogo, acogida y cercanía que me invitan una vez más a ser consiente del gran don que he recibido al haber sido llamada HIJA DE CRISTO REY.
Espacios como estos me recuerdan que la vida es un conjunto de experiencias diversas y complejas, que el mundo necesita de evangelio, aún más en tiempos de pandemia, y que puedo construir el reino de mi Padre si dejo mi vida confiadamente en sus manos providentes.
Se trata de dar pasos, ni pequeños ni grandes simplemente pasos, a ritmo lento o presuroso; de vez en cuando habrá que parar, reconocer el cansancio, reposar y retomar el sendero. Cada día debo ser consciente de que aún no he llegado, que hay muchas rutas por recorrer
y también caminos que construir.
Agradezco profundamente al Señor por estos días compartidos en familia con el único propósito se “SER EN ÉL”
Testimonio de Hna. Elián Quintanilla Mendoza (Comunidad de Colasay. Perú)
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