Después de varios intentos, por fin pudimos encontrarnos con un grupo de 10 jóvenes, para tener un día completo de encuentro vocacional en la presencia del Padre Gras. Las expresiones de las jóvenes, ya durante el desarrollo del mismo, dejaban constancia de que es Dios quien actúa en ellas cuando nosotras preparamos el espacio para que se encuentren con él. Las jóvenes terminaron con una profunda alegría y el corazón agradecido por todo lo que hizo posible la experiencia. Expresaron su agradecimiento también a la comunidad de San Gregorio, que nos proporcionó además de la acogida fraterna, el lugar donde pudimos encontrar la paz y el silencio necesario para orar inmersas en nuestro carisma.
Transcribimos aquí sólo algunas frases de las que dejaron…
De la evaluación:
- Me ha ayudado a encontrarme a mí misma, a sentir de nuevo la mirada de Jesús que me hacía mucha falta sentirla, porque me sentía perdida. Gracias a este finde semana he encontrado de nuevo un motivo de esperanza y fuerza para seguir hacia delante
- Lo que más me ha ayudado han sido los ratos de encuentro con el Señor, ya que he podido conectar con Él. Creo que voy a enfocar algunos puntos de mi vida de forma diferente.
- Me ha llegado mucho como estaba pensado hasta el último detalle. Nuestro nombre en la puerta, las pulseras, el cuaderno con nuestro nombre…GRACIAS.
- Quiero mirar a Cristo cara a cara sin apartar la mirada. Quiero caer rendida a sus pies y preguntarle: “Maestro, ¿qué quieres de mí? Y quiero tener siempre presente el carisma del Padre Gras, quizá me había alejado un poco de él y he sentido un verdadero abrazo suyo en la Cripta. Sin él hoy no estaríamos aquí.
De escritos en su cuaderno de oración que luego quisieron compartir en la adoración:
- A veces a mí me cuesta mirarte a los ojos, por si veo algo que no quiero ver, porque muchas veces te he fallado, por si siento que me llamas a algo más… pero hoy, he sido capaz de mirarte a los ojos durante un rato, sin desviar la mirada, sin ocultar nada. Y, como dice el texto que leíamos esta mañana: en tu mirada he encontrado el te quiero más sincero de la historia.
- Tu mirada no deja indiferente, Señor. Quiero mirarte Señor, mirarte y no apartar jamás la mirada. Quiero mirar esos ojos que llevan tanto tiempo mirando los míos.
- ¿En qué pongo mis esfuerzos? ¿Cómo se encuentra mi lista de prioridades? Jesús, tengo que decirte que, ahora que he estado un rato reflexionando sobre ello, quizás no estoy buscando lo que tú me pides que busque. Pero después de este fin de semana, quiero reordenar esa lista y darte la importancia que te mereces.
- ¿Qué buscaba antes de llegar aquí? ¿Qué quiero buscar ahora? Ya sé un poco mejor dónde vives, pero sobre todo sé que me esperas con los brazos abiertos y que sólo quieres que yo vaya hacia ti.
- A todas nos ha impresionado cómo ha caído Pedro de rodillas cuando por fin te ha reconocido como el Cordero de Dios. Nos ha emocionado cómo entre lágrimas te decía: “Maestro, ¿qué quieres?”. Y Tú, con la sencillez que te caracteriza, sólo contestabas: “sígueme”.
Hoy también me dices esto a mí, Jesús. Que te siga y nada más, que no quieres otra cosa. Y yo, como Pedro, a veces también te niego, no te escucho o me alejo más de ti. Pero también como él quiero ser capaz decirte: “Señor, Tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero”.