Las crónicas del Instituto nos dicen que el Padre Fundador, hoy hace 102 años, se despidió dejándonos una bendición y con esas palabras nos aseguró una promesa: él siempre estaría con nosotras. ¡Qué gran verdad! Porque de muchas maneras las Hijas de Cristo Rey seguimos experimentando su presencia. Sí, cuando leemos sus escritos y dejamos latir en nuestro corazón el mismo Espíritu que lo hizo un hombre apasionado por Cristo o cuando nos acercamos a su vida y experimentamos en nuestro interior el ardiente llamado a ser apóstoles incansables del Reino como fue él. Asimismo, también experimentamos su presencia, cuando nos sentimos portadoras del carisma que nos legó y cuando esa vivencia nos hace decir que somos vasijas de barro que llevan dentro de sí un gran tesoro. Celebremos este día agradeciendo su vida y pidamos ser como él testimonios vivos de que Cristo vive y reina en nuestro corazón.
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