Al finalizar la mañana de este 7 de Julio, día muy entrañable y carismático para todas las Hijas de Cristo Rey al recordar el paso a la VIDA de nuestro Padre Fundador, todas las hermanas capitulares nos hemos encontrado en la cripta para tener un acto sencillo, emotivo y fraterno. Juntas, en ese espacio que guarda -de algún modo- el tesoro de nuestra herencia recibida, hemos rezado la oración pidiendo por el XXIII Capítulo General. Sin perder el clima de ejercicios espirituales, nos hemos unido para cantar que el Señor es el Soberano de nuestro corazón y que queremos darle gloria desde el uno al otro confín. Así, en medio del silencio y la oración, elevamos nuestra súplica a Cristo Rey, por intercesión de José Gras y Granollers, para que sigamos centrándonos en lo esencial y abramos caminos. No nos ha faltado el recuerdo a esa bendición que el Padre Fundador derramó sobre sus hijas: las presentes, las ausentes y las futuras. Las hermanas capitulares nos seguimos encomendado a las oraciones de todos los que, de un modo u otro, están acompañándonos en este acontecimiento Institucional del Capítulo, que queremos vivir como un nuevo “pentecostés” de gracia y de impulso, de esperanza y de horizonte, de porvenir y de bendición.
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